Recientemente llegó a mis manos un Misterio de Navidad antiguo que estaba lago degradado. No quise incidir mucho en las piezas, ya que los colores se iban durante su limpieza con mucha facilidad, por lo que opté por una intervención, sencilla, poco agresiva: la reintegración de volúmenes. Debido al paso del tiempo y al uso, las piezas presentaban desgaste en los rostros. Incluso una grave pérdida de volúmen en el San José: faltaban las manos y la vara.
Tras una limpieza muy superficial y suave, procedí a reintegrar los
volúmenes. Para mí esto era lo primordial, pues era inevitable que la
vista se fuera a esas manos que faltaban. Tras los pertinentes retoques
cromáticos, el Misterio recuperó su unidad y belleza. La familia que encargó su restauración solo conservaba estas dos piezas, por lo que años atras adquieron un Niño Jesús de similares características. Las Navidades pasadas el Misterio pudo, tras muchos años, contemplarse sino como en origen, muy similar.
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